Una pérdida no se olvida, mas sí puedes acomodar esta experiencia, de tal manera que te permita vivir una vida plena.
La experiencia de pérdida es una constante en la vida que con frecuencia es descuidada e influye hasta paralizar el día a día de la persona.
Son muchas las pérdidas que enfrentamos y que no atendemos para quien la sufre, como para quién les rodea. Además de la muerte y el divorcio, se experimenta una pérdida con un cambio domicilio, la muerte de una mascota, cambiar de escuela, una enfermedad grave, dejar el lugar familiar, iniciar un matrimonio, el retiro, la jubilación, terminar una adicción, problemas legales, etc.
Sentir dolor es una respuesta emocional, normal y natural ante una pérdida de cualquier tipo en algo significativo y que cuando se sufre, pueden aparecer otras que la acompañan como: la pérdida de la seguridad física, emocional, o económica.
Cada pérdida impacta en cada una de las dimensiones del ser humano: biopsicosocial y espiritual, en proporción al significado de lo perdido.
El duelo, sí duele y genera un conjunto de reacciones físicas, emocionales y sociales. Desde aquí cada persona tiene una capacidad de resiliencia que Frederic Flack la define como “las fortalezas psicológicas y biológicas que se requieren para sobre ponerse al cambio”.
Durante un duelo se experimentan muchos sentimientos: tristeza, ansiedad, miedo, soledad, culpa, enojo, desvalimiento, impotencia, etc. Lo normal sería que estos sentimientos vayan dilucidándose en el tiempo.
Es fundamental ir sintiendo y trascendiendo cada pérdida, ya que cuando no se resuelven, afectan perjudicialmente el funcionamiento de la persona y complicarse con otras conductas: aislamiento, descuido personal y hasta evitaciones a través de consumos.
Es importante acudir a un acompañamiento terapéutico con la finalidad de recibir apoyo y empatía para expresar y gestionar los sentimientos y la experiencia de esa pérdida, para ir recobrando la adaptación a una vida diaria normal, para ir descubriendo nuevamente actividades gratificantes e incorporarlas y así poder volver a proyectar un futuro cercano y retomar el equilibrio de la vida.