Resiliencia- impulsor de tu desarrollo - Patricia Uranga

La resiliencia es tu capacidad para sobreponerte a las adversidades de forma positiva, construyendo sobre ella tu fortaleza y una vida significativa y productiva

La resiliencia son las fortalezas biológicas, psicológicas y socioculturales necesarias para sobre ponerse a los cambios y que influyen en el desarrollo de la persona.

 

La resiliencia es única; se va formando por las características propias de la persona, como su edad, su momento de vida en el que se encuentre, su cultura, sus creencias, sus expectativas sobre el contexto y también los significados personales que ha ido construyendo conforme a sus experiencias en su historia de vida.

La resiliencia se puede desarrollar e ir potencializando, es decir, se va construyendo en base a los recursos internos y externos de la persona.

Dentro de los recursos internos influyen la autoestima, el optimismo y la espiritualidad.

Tener autoestima hace más fácil el transitar las dificultades, no como obstáculos, sino como desafíos u oportunidades que contribuyan al desarrollo. Desde aquí la seguridad, la confianza y la flexibilidad de la persona se centran en la resolución del problema.

Los logros, cumplimientos y reconocimientos de la persona detonarán que se desarrollen destrezas emocionales, sociales, y cognitivas para la toma de decisiones. Por el contrario si se tiene una autoestima baja, aumenta la posibilidad de que el acontecimiento adverso origine otro.

El optimismo es una característica disposicional que va a mediar ante el acontecimiento externo y la interpretación de la persona hacia ella mismo. Mantenerse con un buen sentido del humor, con optimismo, hace que se refuerce la perseverancia para alcanzar el éxito.

Ser optimista no significa vivir fuera de la realidad, sino que se pueda manejar una forma de pensar respecto a la adversidad como una repercusión para el desarrollo, y no como un problema.

La espiritualidad permite desarrollar fortalezas personales para enfrentar los desafíos de la vida. Desde aquí, las creencias invitan a ver con claridad y ofrecen consuelo en la aflicción, lo que hace que, lo que se viva, resulte menos amenazante y facilite su aceptación.

El tener fe, conlleva fortaleza, confianza, seguridad y respeto. Es un decisión que se elige para aceptar el mundo y que ayuda a enfrentarse a el y a las nuevas realidades que se presenten.

Es así como el espíritu es universalmente considerado como la esencia vital, la fuente de la vida y la energía.

Los factores externos tienen que ver con la cohesión familiar, el trato, la calidez, la valoración, la protección y el amor recibido desde la infancia. Sin embargo éstos se pueden seguir tejiendo y construyendo a través de los vínculos sociales. Construir y reconocer las redes de apoyo contribuyen en sostener, en impulsar y en apoyar a la persona en la toma de decisiones. Es así que las cosas son más ligeras cuando se comparten con otros.

Cómo desarrollar resiliencia:

  • Practica tu autoconocimiento y acéptate con todo lo que eres
  • Socializa y entabla relaciones positivas
  • Emplea estrategias de convivencia asertivas
  • Adopta un buen sentido del humor
  • Vive en el presente
  • Cambia de observador para descubrir posibilidades
  • Atrévete hacer las cosas diferente utilizando tu creatividad
  • Promueve tu autonomía poniéndote retos personales y cúmplelos
  • Cuida la calidad de tus pensamientos
  • Experimenta el gozo, para que cuando vivas momentos complejos, quieras regresar a él

Busca una Acompañamiento terapéutico en esos momentos en que no descubras por ti mismo tus fortalezas emocionales, psicológicas y relacionales.