Si tienes el coraje y la valentía de enfrentar y trascender tus experiencias amenazantes, conseguirás tu existencia en evolución.
La angustia es un estado que lleva implícito un malestar fisiológico, psicológico y motor.
La angustia es el sentimiento de la ansiedad originado por un miedo o una amenaza desconocida y que puede ser percibida por la persona como algo muy desagradable y hasta insoportable.
Al presentarse escenarios “catastróficos” puede surgir la desesperación y es así como se pueden presentar diversos síntomas, por ejemplo: sensación de falta de aire, mareos, sudoración, tensión muscular, sequedad de boca o fatiga, opresión en el pecho, ataques de pánico, etc.
Cuando la angustia es transitada de forma favorable, es decir como una aliada, se convierte en un motor que impulsa al desarrollo, a la evolución y a la transformación.
Derivado de la angustia es que las personas se pueden reconocer y aceptar plenamente en las polaridades de ellos mismos (lo bueno y lo malo, capacidades y oportunidades, etc.).
En la conciencia de sus polaridad eligen, se arriesgan y hasta pueden llegar hacer sacrificios. Como diría Kierkegaard, se lanzan a dar un “Salto de Fe”, donde se sumergen a una experiencia desconocida, sin certezas, con dudas, con incertidumbre -que no se niegan-, se aceptan y se atreven a enfrentar para trascender.
Un acompañamiento terapéutico es fundamental para aquellas personas que estén atravesando cambios en su vida sintiendo desequilibrio y desorganización en su ser y su estar; ya sea porque están experimentando algunos de los síntomas arriba descritos o no, con la finalidad de descubrir sus recursos disponibles y lo más importante, utilizarlos.